Son muchos los estudios y la literatura científica que nos permiten afirmar que “LA QUIROPRÁCTICA AYUDA EN EL AUTISMO”. La mayoría de los estudios publicados aseveran que los niños con autismo sufren de problemas y subluxaciones, en especial, en la parte cervical superior.
Un estudio publicado el 9 de marzo de 2006 en el Journal of Vertebral Subluxation (JVSR, Revista sobre la Subluxación Vertebral) compara dos grupos de niños con autismo y su respuesta al cuidado quiropráctico. Catorce niños con autismo participaron en este estudio y estuvieron en observación mientras recibían cuidado quiropráctico. Siete de ellos recibieron cuidado quiropráctico en toda la columna, mientras que los otros siete recibieron cuidado quiropráctico solamente en las cervicales superiores.
Todos los niños de este estudio habían sido diagnosticados con autismo por el Child Evaluation Center (Centro de Evaluación Infantil) de la Universidad de Medicina de Louisville, en los Estados Unidos. Los progresos durante el tratamiento fueron registrados según la Autism Treatment Evaluation Checklist (ATEC, Lista de Control de Evaluación del Tratamiento), creada por los investigadores del Autism Research Institute (Instituto de Investigación sobre el Autismo) de San Diego, California. El ATEC es un cuestionario de una página que deben rellenar padres, maestros o cuidadores de niños diagnosticados con autismo. Consta de 4 categorías: 1. Comunicación verbal / Discurso; 2. Habilidades sociales; 3. Conciencia sensorial / cognitiva; y 4. Comportamiento físico / Salud.
Antes de iniciar el estudio, cada uno de los niños participantes en él obtuvo una puntuación determinada según el ATEC. Durante los tres meses siguientes, estos niños se sometieron a revisiones y ajustes quiroprácticos dos veces por semana. Además, se les realizaba otra evaluación mensual, según el ATEC, para registrar su evolución.
Seis de los siete niños que recibieron ajustes en las cervicales superiores mostraron un progreso en la medición de sus resultados, según los parámetros del ATEC. En el caso de los niños que recibieron ajustes en toda la columna el progreso se manifestó en cinco de cada siete. Además, los niños del grupo “ajustes cervicales” obtuvieron mejores resultados generales y dos de ellos llegaron a mejorar tanto que ya no reunían los requisitos para ser considerados autistas. A rasgos generales, el estudio destacó que los aspectos clínicos más comunes de mejora se daban en aspectos como la comunicación, las habilidades verbales, el contacto visual, el humor y las habilidades físico-deportivas.