El término autismo proviene de la palabra griega eaftismos, cuyo significado es “encerrado en uno mismo”. El autismo no es una enfermedad, sino más bien un desorden del desarrollo de las funciones del cerebro permanente y profundo. En muchos casos, el autismo causa problemas con la comunicación, tanto verbal como no-verbal. Las interacciones sociales con otras personas, tanto físicas y verbales no son fáciles de llevar, las rutinas o comportamientos repetitivos, como repetir palabras o acciones una y otra vez, seguir sus rutinas o el horario para sus actividades de manera obsesiva, o tener maneras muy específicas para arreglar sus pertenencias. Los síntomas en general son incapacidad de interacción social, aislamiento, estereotipos (movimientos no controlados de alguna extremidad, generalmente las manos), conductas muy rígidas, negación a cualquier cambio o novedad y repetir una acción determinada muchas veces.
Aunque no existe una cura conocida para el autismo, sus síntomas pueden ser manejados. El tratamiento adecuado es fundamental para contrarrestar los efectos más penosos del autismo. Los padres primero observar signos de autismo en niños de alrededor de 18 meses de edad. La falta de interés en el juego es uno de los signos más llamativos. Si el niño tiende a ser generalmente insensible a las actividades y juegos que la mayoría de los niños disfrutan, el autismo puede ser la causa. El autismo afecta a cómo el niño expresa y entiende las emociones, se relaciona con los demás, y se comunica.
Investigaciones recientes han demostrado que los ajustes de la columna vertebral pueden ayudar a aliviar los síntomas del autismo. Un estudio mostró una correlación positiva entre la parte superior del cuello del útero y los ajustes de manejo de los síntomas del autismo. El estudio siguió a un período de 9 meses de ajustes quiroprácticos en 26 niños autistas. Los resultados mostraron mejoría en la respuesta a los estímulos, reflejos, rango de movimiento del cuello, y un efecto beneficioso sobre otros problemas de salud.
Muchos de los niños dejaron de tomar Ritalin, el estimulante comúnmente se administra a pacientes que presentan síntomas autistas. El efecto beneficioso de estos ajustes sobre el autismo se atribuyó a la corrección de una dislocación parcial que influyó en función local y desarrollo neurológico. El cuidado quiropráctico, en forma de ajustes a la interferencia nerviosa (conocidos como subluxaciones vertebrales) responde a la necesidad del sistema nervioso para la estimulación. Estimulación, a su vez, contribuye al desarrollo del sistema nervioso y su funcionamiento. Estos hallazgos indican que el cuidado quiropráctico también puede ayudar a mejorar la calidad de vida de los pacientes autistas, para aliviar algunos de los síntomas más preocupantes. Es un paso hacia el objetivo final de encontrar una cura.